Las lágrimas rodaban por las mejillas de Rojo…Todo su universo se desplomaba dentro suyo…no podía creer haber llegado a convertirse en la cosa contra la que estaba luchando. Su pasado pesaba tanto, que la carga había caído adentro suyo…
Hacía mucho que no recordaba su infancia, la cual había quedado atrapada en la cáscara que había construido para protegerse. Una cáscara tan dura que lo había hecho olvidar el pasado y le había privado del sentir, sobre todo el temor: no sentía miedo de nada, ni miedo a nada…Descubría esa noche al niño aquel, que humillado, maltratado, herido, abusado…se escondía temblando de miedos bajo la cáscara…
Los sentimientos de ese Rojo niño habían empezado a aflorar. Rojo escribió varios poemas en el foro en el que publicaba propuestas de haiku, tratado de utilizar el formato de este tipo de poema, para vaciarse de sí mismo y ver el fondo de aquel paisaje interno:
cuarto creciente…
en silencio las penas
calan más hondo
viejas heridas,
las lágrimas empañan
el lirio que se abre
memorias desechadas
entre flores marchitas
dejando atrás
ropas rotas y viejas
llora ese niño
clarea el alba,
la vieja cicatriz
aún allí
a puntapiés
se endereza temblando,
bocas cerradas
y ojos que evaden
la violencia tan cruda
Había emprendido el camino…
12 octubre 2006
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1 comentario:
vaya amigo... vaya... ya comenté en su momento que esos haikus me parecían parte de un todo, pero que los habías expuesto en desorden...
fuerza en tu camino...
"no puede llover eternamente"
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