19 octubre 2006

Heridas

Y el camino empezaba allí: adquiriendo la consciencia de los hechos…y los poemas de Rojo reflejaban eso: heridas...

Rojo reparaba en su infancia-adolescencia, tan arrebatada…tan desarraigada…tan llena de vacío…

El abuso físico, emocional, moral, la dominación, la humillación y el desdén, dentro y fuera del hogar, e incluso su propia autodestrucción fueron los agentes catalíticos que despojaron a un indefenso Rojo niño de su yo, de lo que pudo ser…de lo que era…Su yo: no visto como ego, sino como un compendio de individualidad, dignidad y respeto hacia el ser humano.

Pero el tiempo…las vueltas de la vida, de alguna manera empezaban a abrir horizontes para que Rojo se levantara como el ave fénix, aunque el enfrentar un pasado tan doloroso, un pasado que incluso su cerebro se encargó de borrar por el sufrimiento causado, era aterrador…

El primer poema que escribió, hablaba del silencio, aquel necesario para escudriñar entrañas, enfrentarse aún cuando la luna en creciente sonreía en el cielo e invitara a evadir, a soltar en un llanto todo el dolor, sin dejar ver el fondo de las heridas…

El segundo, igualmente hablaba del dolor pasado y cómo éste aún lo ataba, haciendo que muchas veces el porvenir se viera siempre a través de un largo túnel… aunque igual que el lirio que apenas se abre, también era consciente que su vida había iniciado una apertura…

A partir del tercero, su enfrentamiento le recuerda algunos de los hechos dolorosos de su vida: cuando de niño, su madre en una golpiza le hizo trizas su ropa preferida, aún teniéndola puesta, la que conservaría por años en una gaveta secreta del cuarto…La cicatriz en su mano izquierda, que dolió más en su alma entera, cuando reprendido, por haber dejado caer el césped recién cortado, recogido para la basura y que estaba lleno de insectos que lo picaban, lo golpearon con un machete…O cuando empezaba la adolescencia y se descomponía por la mañana y su padre lo hacía levantarse del suelo a patadas, mareado, con la visión a oscuras, inconsciente de saber si alguien se dió cuenta, con aquel silencio profundo de ojos que ven y bocas que callan…

Nadie sospecharía nada inusual de aquella familia, tan conocida en el pueblo, una familia “ejemplar”. Excepto por algunas muestras que talvez sólo un experto hubiera detectado: aislamiento, llanto recurrente, indefensión…que, a pesar de lo contrastante que resultaban esos pequeños detalles en un niño siempre alto y obeso, ¿a quién le interesaban? Eran sólo motivos adicionales para la burla, los apodos y la crítica…

Y eso era sólo un leve reflejo de aquel pasado, que no se había borrado, como Rojo creía… seguía latente en su interior…

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola Roji! me conmovió siempre tu historia... y leer todo ésto me deja sin palabras.
Pero vos sabés que tu fuerza está en tu corazón, y sé que superarás todo... sos un ser noble, sincero y amoroso: contra eso nada ni nadie podrá.
Te quiero mucho, amigo... y gracias por compartir tu amistad de cada día conmigo.
Clau.-