30 abril 2008

Nada...

¿Qué queda después de desnudarse?
Nada…

Mucho ha cambiado, y en esencia, somos los mismos…somos nuestro propio “amo y carcelero”, pues después de cuentas, nuestro traje no es externo, está dentro y tan arraigado, que muchas veces ni nos percatamos del color que tiene…creo que algo rojo el mío…al menos eso creía…

Muy al fondo, a pesar de los cambios, hay toda una plataforma de creencias, ideas, condicionamientos, apegos, prejuicios, experiencias, etc. que permanece, que no cambia… al menos a la velocidad que uno quisiera. Lo importante en todo caso, es habernos parado en una piedra que nos permitiera ver sobre nuestra cabeza y haber podido apreciar las cosas desde arriba, desde una nueva perspectiva: la que captara la mirada hacia el horizonte.

fin de la tarde,
el dorado del sol
en cada junco

Aparece la necesidad de vaciarse aún más, no basta con quedar expuesto al viento: adentro siento un gran peso con el que debo trabajar. Necesito alivianarme para fluir con la vida.

Siento tanta incertidumbre…

Y a pesar de todo, siento que de alguna manera mis pasos han venido trazando una ruta hacia ese horizonte, mas no siento un anhelo por alcanzar ese horizonte. El anhelo y el deseo sólo conducen a la muerte, y aún tengo mucho camino por recorrer. Lo importante es vivir el hoy, la cotidianidad, pues el presente esconde en sí mismo la eternidad. Perseguir el pasado o el futuro es perseguir la muerte…

1 comentario:

Gio J. dijo...

fin de la tarde,
el dorado del sol
en cada junco

qué buen haiku...

bien venidas tus palabras!!

saludos...